Obama, dicen que vas a cambiar el mundo. Hazme un favor, ven y cambia mi vida personalmente. Ven a Israel, líbranos de controlar a otra gente. Ven y obliganos a hacer lo que está claro, y escrito, adecuado y necesario. Ven y sácanos de los territorios ocupados. Haz que no tenga que levantarme temprano por la mañana. Odio levantarme temprano, para ir a los puntos de control, para ver y para llorar. Hazlo de manera que no tenga que ver a niños de 19 años que han sido convencidos para creer que están defendiendo a su país apuntando sus rifles a niños de 5 años. Hazlo de tal manera que cuando mis hijas se pasen media hora bajo la ducha, yo no tenga que pensar en las familias que traen el agua desde lejanas fuentes a lomos de borricos, en botellas de Coca Cola. Hazlo de tal manera que cuando esté en la cola del supermercado, no tenga que pensar en la cantidad de gente que espera haciendo cola en los controles, dentro y fuera de las ciudades, de camino a la escuela, cuando visitan a sus familiares, para ir al hospital o para trabajar. Hazlo de manera que cuando mi hermana corre al hospital a dar a luz, y cuando yo llevo a mi marido al hospital, prácticamente con luces rojas cetelleando, no tenga que pensar en las mujeres dando a luz, y los pacientes de corazón, y la gente herida que es trasladada de una ambulancia sin un permiso, a otra ambulancia con un permiso. Hazlo de manera que cuando vea a un soldado de uniforme en la calle no me pregunte qué hizo anoche. En qué casa entró blandiendo su arma, a qué muchacho apalizó, en las callejas de Hawara, por que sonrió mal. Hazlo de manera que por la mañana no oiga la satisfacción en la voz del locutor de las noticias de la radio, que relata que el ejército ha matado a seis terroristas.
Seis personas sin nombre, sin madres. Obama, este otoño no fui a la recogida de la aceituna a ayudar a los palestinos. No salió bien. Por favor hazlo de manera que no tenga que sufrir a mi conciencia porque no estoy haciendo suficiente. Por estar viviendo mi vida, continuando con mi carrera, mientras para la otra gente, simplemente llegar a casa sanos y salvos, es una carrera en sí misma. Por favor, líbrame de este dolor que siento todo el tiempo, en lo profundo del vientre. Nunca cesa, nunca puedo disfrutar realmente de la vida, de los hijos, de los amigos o del trabajo, porque mi mente está preocupada, con la imagen del chico atado y cegado, y de la niña de 3 años que se golpeó en la cabeza con el paso giratorio en el control, y las barreras de suciedad, y los bloques de cemento que impiden que las vidas de tanta gente discurran con normalidad. Ven, Obama, ven y salvanos de nosotros mismos. Y si eso es lo que quieren decir cuando dicen que no eres amigo de Israel, entonces, no seas un amigo. Ya tenemos amigos que nos equipan con armamento y justifican todo el horror que provocamos, y nos salvan de los tribunales internacionales. Sé verdaderamente un amigo de verdad. Sálvanos de nosotros mismos. Y no lo hagas por el mundo, hazlo sólo por mí, para que pueda tener paz. Me lo debes. No creo en Dios, pero aún así, recé por tí. Escribí esta carta el día que fuiste elegido, antes de que Israel atacase a la franja de Gaza. Antes de que los medios de comunicación israelíes se extasiasen mientras observaban a Gaza en llamas.
Esta carta fue escrita por una mujer israelí, miembro de Machsom Watch, un movimiento de mujeres israelíes voluntarias, fundado en 2001, que se dedica a monitorizar y denunciar violaciones de los derechos humanos en los controles de Cisjordania y Jerusalén. Reúne a mujeres israelíes unidas en su oposición a la ocupación y su compromiso con los derechos humanos.
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